lunes, 19 de julio de 2010


Nuestros Símbolos Patrios
Una de las primeras enseñanzas que recibimos en la escuela primaria fue sobre nuestros símbolos patrios: la bandera, el escudo y el himno nacional. En el hogar y en la escuela se nos inculcó el respeto hacia los mencionados símbolos, los cuales de alguna manera representan nuestros valores, virtudes, riquezas y otros aspectos fundamentales que nos transmiten un sentido de pertenencia para con la tierra que nos vio nacer, ellos forman parte de la historia y de la cultura de nuestro país.
De igual manera se nos enseñó la obra del más grande hombre de América, el Libertador Simón Bolívar, quien con su glorioso desempeño y visionaria actuación nos condujo por los caminos de la libertad hasta que definitivamente nos libramos del opresor yugo español.
Ahora, en estos tiempos cuando la barbarie parece imponerse con el propósito de destruir a las instituciones, al aparato productivo del país y a la sociedad en general, también le ha llegado el turno a nuestros símbolos patrios. Los caprichos y delirios de quien ostenta el dudoso privilegio de llamarse presidente de Venezuela, se impusieron para que fuera modificada la bandera al agregarle una estrella, lo cual también ocurrió con el escudo de armas al cambiar la posición del caballo corriendo hacia el lado izquierdo, sin duda alguna con una intención política.
En fecha reciente, "entre gallos y medianoche" para satisfacer otro delirio del sujeto referido, fue profanado el ataúd donde descansan los restos mortales del Padre de la Patria. Acción por demás injustificada desde todo punto de vista, porque tal como han opinado algunas personas especialistas en historia, medicina forense y otras disciplinas, con suficiente propiedad para hacerlo, es muy poco lo que se puede lograr aún utilizando los grandes avances de la ciencia.
Los investigadores policiales tienen una expresión: "tiempo que pasa, verdad que huye". Esto es muy cierto, ya han transcurrido ciento ochenta años de la muerte del Libertador, como para determinar con exactitud si falleció o no de tuberculosis o por otras causas. En cuanto a las pruebas de ADN, serían realmente confiables si se pudiera contar con material genético de sus familiares inmediatos, asunto que a nuestro juicio también es muy difícil.
Por otra parte, pensamos que la mayoría de los venezolanos rechaza estas actividades que además de significar un gasto innecesario, no dejan de crear suspicacias al ser relacionadas con prácticas de santería y de otras creencias importadas de Cuba.
El momento para esto, tiene que ver con la grave situación del país y con la precariedad de las relaciones con Colombia, lo cual se ha complicado más a raíz de las denuncias formuladas sobre la presencia de altos jefes guerrilleros en nuestro territorio, asunto que no es nuevo porque en diversas ocasiones ha sido evidenciado.
Recordemos que este régimen lo domina casi todo, a sus pies están los "poderes independientes" que señala la Constitución; el amo les envía mensajes y los vasallos los transforman en órdenes que cumplen cabalmente. De esta forma han propiciado y ejecutado la privación ilegítima de libertad de muchos venezolanos, han expropiado, han presentado "testigos estrellas" como en el caso de Danilo Anderson, han querido tapar la podredumbre de los contenedores cargados de alimentos, han despilfarrado los dineros públicos y cometido otras miles de tropelías. Entonces que les cuesta a las personas que participan en este nuevo espectáculo del examen de los restos del Libertador, al término de la jornada, reafirmar la "única verdad" que existe para el sátrapa: a Bolívar lo envenenaron los colombianos.
Esta sería una tremenda causa para que su mente retrógrada considere la ruptura definitiva de las relaciones diplomáticas entre Venezuela y Colombia, acompañado esto de fuertes tensiones ligadas al campo militar. La confrontación bélica también podría ser un escenario, si tomamos en cuenta la personalidad del nuevo presidente de Colombia y los antecedentes por este lado de la orden de envío de "diez batallones" a la frontera. Toda esta situación en la cercanía de las elecciones parlamentarias con el oscuro propósito de generar perturbación y de evitar que se realicen en la fecha prevista.
Entonces tenemos que le cambiaron el nombre al país, modificaron la bandera y el escudo nacional, ahora profanan los restos de el Libertador, en fin hacen lo que les da la gana en todas las áreas y nosotros permanecemos hasta cierto punto indiferentes. De continuar así, estaré de acuerdo con que le cambien la letra al himno nacional, porque ya no somos un bravo pueblo. Por eso el llamado es a cubrirnos de gloria cuando "todos a una señor" bajemos las cadenas que nos oprimen y nos decidamos a salir de la pesadilla en que vivimos.
Debemos tener claro, que por menos de lo que ha hecho el sátrapa, en otro país bajo el imperio de la ley, ya le hubieran dictado unas veinte sentencias por delitos cometidos, desde traición a la patria hasta violador contumaz de la Constitución.