La presentación en la Asamblea Nacional, de los tristemente célebres personajes que actualmente ocupan altos cargos en eso que llaman gobierno revolucionario y bolivariano, no pudo ser más tragicómica. Allí estaban el ministro de la defensa y el ministro del interior y justicia, nada más y nada menos que los responsables de la seguridad integral del país.
El ministro del interior empleó la mayor parte del tiempo en la exposición de los logros alcanzados en materia de seguridad ciudadana y en la exaltación de la Policía Nacional, la cual según él, constituye la panacea para la solución de los graves problemas que azotan al país en la materia que le compete, en la cual por cierto, ha demostrado una incapacidad total que lo ha llevado de fracaso en fracaso.
Puras cifras "maquilladas", puras estadísticas frías que no le dicen nada al venezolano que día tras día debe luchar contra ese fantasma que significa la inseguridad, principalmente en los sectores populares más necesitados . Manifestó el orgullo de haber participado en la generación y promulgación de diversas normas tendentes a mejorar la actuación policial en sentido general y se refirió a la resolución que regula el porte, uso y tenencia de armas por parte de los cuerpos policiales, pero se le olvidó mencionar que han colocado a los agentes del orden público en una situación de minusvalía con respecto a los hampones comunes, debido a que no reciben la dotación adecuada de armas automáticas de mayor potencia y versatilidad. Asimismo olvidó lo referente a los uniformes, chalecos antibala, escudos y cascos para la protección integral de los mismos.
Parece que no le dice nada el hecho de que por lo menos en el continente, Venezuela ocupa el primer puesto en homicidios mensuales como consecuencia de la actuación de los delincuentes, en muchas ocasiones con impunidad total. . Es posible que se exprese en la forma como lo hizo, porque él no conoce la inseguridad. El y sus familiares están rodeados de escoltas y sus casas están protegidas de manera permanente. Puro embuste ministro y eso lo aprendió usted de su maestro el cuenta cuentos.
El ministro de la Defensa, un oficial del ejército que realizó curso en la Escuela de las Américas (Fort Benning, Georgia, USA) donde también fue instructor por el lapso de dos años, los cuales disfrutó plenamente viajando por todo el imperio, a una de las preguntas realizadas dio como respuesta que antes aquí habían asesores gringos por todos lados. Eso es cierto, si tuvimos asesores americanos, esos mismos que le enseñaron a él la doctrina y el arte de la guerra. No se equivocó, eran asesores. Por eso no puede jamás comparar esa situación con la de los cubanos. Ellos han desplazado de puestos claves y estratégicos a muchos venezolanos, pero en el caso concreto de las Fuerzas Armadas, es más notorio, porque sin eufemismos, se han apropiado tal como se escribe, de los servicios de inteligencia, han establecido el control y seguimiento de sus integrantes, han sembrado la cizaña necesaria para la desconfianza entre ellos. El hecho de que ahora envíen a oficiales a realizar cursos a Cuba lo dice todo: adoctrinamiento. Por otra parte se refirió a la compra de armas como algo necesario. Sólo quiero recordar que nuestra Fuerza Aérea, por ejemplo, era una de las mejores de la regíon con su grupo de caza constituido por el sistema de los F-16, hoy en día prácticamente perdido por caprichos de quien odia al imperio pero le vende todo el petróleo que requiere, haciendo gala de la falsa y doble moral que le caracteriza. Puro embuste ministro. Puro cuento.
Nuestro país lo que necesita con urgencia es la presencia de excelentes gerentes que generen proyectos y planes para ser desarrollarlos con eficiencia y en el tiempo previsto. En materia de seguridad, esto necesariamente tiene que ver con la erradicación y si es posible, la eliminación definitiva de todos los grupos armados irregulares que hay en nuestro territorio, sea cual fuere su naturaleza o su ideología, de terminar con las bandas mafiosas, de sanear de verdad los cuerpos policiales, la construcción en cada estado de centros penitenciarios decentes, la reconstrucción del genuflexo poder judicial, la reconstrucción del ministerio público y el diseño y ejecución de políticas concretas y eficaces para luchar contra todo lo que signifique inseguridad.
Hasta cuando van a seguir echándole la culpa a lo que ellos en forma peyorativa llaman la "cuarta república": Parece que no recuerdan aquello de los famosos "cuarenta años hermanos, cuarenta años bajo el yugo de adecos y copeyanos". Y es que no les conviene recordarlo porque tendrían que sumarle doce años más de desaciertos, corrupción atroz, muertes, incapacidad, involución y otros males más que casi nos conducen por el camino de la destrucción.
Razón tiene el profesor Agustín Blanco Muñoz cuando dice que este desgobierno sólo habla del pasado y del futuro. Del pasado para echarle la culpa a los demás como si estuvieran recién llegados al poder y del futuro para manifestar lo que harán sin que nunca se materialicen sus proyectos ni siquiera por pequeños que sean como el caso de la "ruta de la empanada" o el de los "gallineros verticales" a pesar de todo el dinero que allí se gastó sin control alguno. Puro Cuento...!