viernes, 20 de agosto de 2010


Izarra, esa risa no es de loco.


Este personaje Andrés Izarra, quien dice ser socialista pero que vive con todo lo bueno que le dispensa el capitalismo, seguramente quedará registrado en la historia universal como el “guasón” venezolano, que en un programa de televisión internacional, dirigido a una audiencia significativa, dejó escapar sus carcajadas cuando se discutía sobre un tema extremadamente serio como el de la inseguridad en nuestro país.


El motivo de su burlona risa quizás podría explicarlo mejor un psiquiatra, pero en cualquier caso con toda seguridad esa conducta está relacionada con la impotencia y la frustración que le generó el hecho de carecer de argumentos sólidos y bien fundamentados para debatir con especialistas en la materia tratada, muy bien informados al respecto. Cayó entonces, como todo fiel representante de este régimen en la descalificación y en los epítetos peyorativos.


La información suministrada por los expositores estuvo basada en estudios sociales realizados, en la observación directa del problema, en la experiencia de cada uno de ellos y en las estadísticas y cifras oficiales emitidas por el gobierno, cuyo análisis nos obliga a concluir que en Venezuela si estamos en presencia de un extremo estado de inseguridad en todos los sentidos.


Acaso ignora el mencionado funcionario oficial los partes semanales referidos a las muertes violentas que aquí ocurren, los secuestros en sus diversas modalidades que han cobrado muchísimas vidas, los atracos diarios contra las personas y sus propiedades, el tráfico de drogas, las peleas entre bandas causantes de la muerte de menores, la zozobra y el terror que generan grupos armados que actúan en plena luz del día con la permisividad del gobierno y por último debemos mencionar el asunto de los guerrilleros y bandoleros que controlan una extensa zona de nuestras fronteras bajo la mirada complaciente de los militares debido a una inacción ordenada.


Necesariamente debemos agregar que esta inseguridad plena que sufrimos, es producto también de la violencia y del lenguaje oficial, de la discriminación política, de la pobreza extrema y de las condiciones paupérrimas en las cuales viven muchos venezolanos, de la contaminación progresiva de los organismos de seguridad y por el elevado grado de impunidad como consecuencia de la pésima administración de una justicia al servicio de un proyecto político.


Acaso se ignora que Caracas es una ciudad con múltiples problemas debido a su falta de ordenamiento y de acciones gubernamentales efectivas, con una gran proporción de su población ubicada en cordones de miseria y de riesgo, con enormes fallas en los servicios, con insuficientes fuentes de trabajo y otras carencias que contribuyen a incrementar sus indicadores de violencia y de criminalidad y la convierten en una de las ciudades más peligrosas del continente. Si bajo esta óptica comparamos a Caracas con Bogotá, podemos afirmar que se puede transitar a cualquier hora por las calles y avenidas de la capital colombiana en compañía de una sensación de seguridad que muy a nuestro pesar no sentimos en Caracas.


Para darle el beneficio de la duda al señor Izarra, vamos a pensar que su risa sardónica se debió al divorcio total que tiene con la realidad venezolana y no a una burla grotesca dirigida a todas aquellas personas y familias que han sufrido de alguna manera los rigores de la inseguridad.


No Izarra, esa risa no es de loco.


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